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Acerca de este contenido

Ármate de valor y asume el liderazgo de una de las 18 facciones para hacer frente a la maquinaria de guerra de Alejandro. ¿Podrás, solo o con la ayuda de otros, cambiar la marea macedonia, o sucumbirás tú también? ¿Quizás te dejes llevar por tu ego y, como Alejandro, trates de ganarte el título de «Magno» aplastando a otras naciones bajo tu mando?

Reservas militares

Mantener el equilibrio entre seguridad y prosperidad será más crucial que nunca.

El juego refleja la realidad histórica al permitirte desmovilizar tus unidades militares y dejando que los soldados vuelvan a sus vidas ordinarias. Un mayor número de ciudadanos impulsará la economía y aliviará la carga de tu tesorería al no tener que mantener un ejército grande permanente. Pero podrás volver a llamarlos tomar las armas cuando sea necesario. Claro que, si se les deja sin entrenamiento regular durante mucho tiempo, perderán sus habilidades y perderán su utilidad en batalla, ya que no podrás movilizarlos en unidades que estén listas para luchar.

Sea cual sea la nación que dirijas, las duras decisiones del día a día te llegarán muy pronto. Difícilmente se puede sobrevivir sin un fuerte ejército de guerreros entrenados permanentemente y curtidos en batalla, pero ¿puede la economía del estado soportar un presupuesto militar enorme?

Especialización económica

Tu éxito o tu fracaso dependerá de una economía fuerte y operativa. Construir centros de recursos especializados para apoyar tus objetivos políticos y militares ya no será una opción, sino una necesidad económica.

Encontrar depósitos de oro no te hará rico; necesitarás mano de obra cualificada e instalaciones especializadas para extraerlo, procesarlo y utilizarlo para convertirlo en un valor real. Estas instalaciones tendrán que construirse en herrerías y ciudades para maximizar los beneficios de las minas periféricas. Los costes de cualquier especialización de este tipo son elevados, y la construcción de una instalación multiespecializada que explote varias minas en la misma zona requerirá un capital importante.

Sin embargo, ¿prefieres invertir en la construcción de un único nexo económico o repartir tus instalaciones de producción de recursos entre varios lugares? Una decisión que puede cambiar el futuro...

Capitales regionales

Una persona sola no puede gobernar un imperio emergente. La construcción de capitales regionales se convertirá en una necesidad para reducir la corrupción local, pero hasta transferir una parte del poder a manos de funcionarios inferiores, por pequeña que sea, puede sembrar una semilla de deslealtad que puede crecer con el tiempo.

¿Concentrarás todo el poder en tus manos e ignorarás la creciente corrupción que podría provocar grandes revueltas, o delegarás el poder y aceptarás el riesgo de que crezcan fuertes opositores a tu sombra?

Emisarios en cortes extranjeras

No solo los asuntos internos requieren tu atención, la política exterior es igual de importante. No desperdicies ninguna oportunidad de inclinar la balanza política a tu favor si quieres promover tus objetivos en el extranjero.

Envía un emisario a una corte extranjera para influir en la actitud de su líder. Tu enviado puede susurrarle rumores o alabanzas al oído que afecten a su actitud respecto otras naciones para apoyar tus propios intereses y planes.

Pero ten en cuenta que el emisario puede encariñarse demasiado con su lugar de residencia temporal y olvidar a quién debe prestar su verdadera lealtad.

El mundo de Alejandro

La historia de Alejandro se desarrolla en un mapa enorme que abarca desde la poderosa Cartago hasta la gran Persépolis, desde los salvajes e inhóspitos valles de los Alpes hasta los fértiles deltas del Nilo.

18 naciones aguardan tu liderazgo, desde tribus guerreras o nómadas de los bosques y la estepa hasta los imperios más poderosos de la época. Asume la corona de Alejandro o Darío; encarna el papel de desvalido y conviértete en el fundador de un milagro romano; o amenaza el orden mundial a lomos de bastos caballos de guerra escitas.

Todas estas opciones garantizan una rejugabilidad infinita y diferentes estilos de juego que pondrán a prueba tu pericia militar, así como tu previsión política.