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Acerca de este juego

Excava en las montañas, surca los mares y explora tierras insólitas a medida desarrollas ciudades maravillosas. Desata el ingenio de los pequeños roedores que te acompañan, capaces de crear sistemas de automatización y cadenas de producción complejas, incluso aunque tengan que lidiar con vivir bajo el yugo de los gatos.




El dominio felino se expande haciendo caso omiso de las barreras marítimas naturales, por lo que los ratones comunes tendrán que abandonar su hogar y lanzarse a la mar en busca de aventuras. No tardarán en hallar algunas islas yermas repletas de recursos, donde deberán fundar una colonia y atender a las exigencias de sus señores.

• Las ciudades de Whiskerwood se alzan sobre terreno isleño, por lo que siempre hay una limitación de espacio. Pero el instinto de supervivencia de los ratones les permite tanto construir refugios que se alzan por los cielos como cavar madrigueras en acantilados y montañas con tal de sacar provecho de cualquier parte. La expansión vertical es, para tus ratones, un recurso fundamental, que trae consigo oportunidades que exprimir y desafíos que sortear.
  
• Llegas a tu destino en un barco con recursos y ratones suficientes como para ponerte manos a la obra, pero la prosperidad y el crecimiento de tu nuevo nido está en juego; deberás priorizar aquellas construcciones que sean esenciales, los servicios básicos y los medios de producción. Asegúrate de fundar un sistema de control de deshechos y un centro sanitario, sin olvidarte de garantizar la tan necesaria calefacción y el mantenimiento de tus construcciones. Organiza diferentes tareas entre tus ratones: deberán cortar leña, minar en las montañas, cuidar de los cultivos y salir de pesca. Pero la finalidad de estas tareas no se reduce a satisfacer las necesidades de tus compañeros roedores, sino que también tendrás que cumplir con una cuota requerida por tus opresores gatunos. Busca el equilibrio entre complacer a los tuyos y a tus contrarios.
  
• Tus colonos cuentan con atributos únicos que dictan cómo se desenvuelven en las distintas tareas, que se corresponden con uno de los múltiples gremios disponibles según las preferencias, fortalezas y debilidades de cada roedor. Presta especial atención a estas características y a sus rasgos personales a la hora de asignar tareas. Algunos preferirán vivir en soledad, bajo tierra, mientras que otros podrían pasar por alto la contaminación con tal de vivir en las zonas más industrializadas de tu asentamiento.
  
• Fabrica barcos en tus puertos para ampliar horizontes y enviar exploradores con los que incorporar los mares y territorios circundantes a tus mapas. ¿Quién sabe qué oportunidades únicas podrían esperar a aquellos que decidan aventurarse en aguas plagadas de piratas? Los innumerables peligros que entraña el océano para un ratoncito no tienen por qué disuadirle en sus andanzas, pues las recompensas que esconde son significativas y copiosas.

Emigrar es un desafío para cualquier criatura: lejos de las comodidades del mundo conocido, no te quedará otra que sobreponerte a las inclemencias del tiempo y las fuerzas de la naturaleza para sacar a tu colonia adelante y ocuparte de las necesidades de tu pueblo ratonil.

• Sírvete de la capacidad de terraformación de tu especie para crear madrigueras en las que acoger a tus ratones, para excavar almacenes en territorio escarpado o con la idea de extraer agua en la costa y redirigir su uso a la industria. Invierte el tiempo que sea necesario para aplanar la tierra y abaratar, así, los costes de cualquier proyecto de construcción. U opta por adaptarte a cualquier monte o valle que se haya generado de forma procedural en cada una de las islas.
  
• Las inclemencias del tiempo pueden determinar si tu hogar ha de perecer. Basta con una tormenta para mermar el entusiasmo natural de tus pequeños roedores, y un frente frío puede acabar con una cosecha entera o atentar contra sus frágiles vidas. Construye redes de tuberías con las que distribuir agua caliente y crear sistemas de control del clima basados en tecnología idónea para aprovechar el vapor. Cuando se acerque el invierno, podréis decidir ocultaros bajo tierra para proteger vuestras reservas de las heladas.
  
• Maximiza la producción agrícola adaptándote a los requerimientos de cada cultivo. Puede que una oscura caverna repleta de humedades sea el ambiente apropiado para la cría de champiñones, pero sería una ardua tarea tratar de hacer lo mismo con el trigo, que necesita un sustrato fértil y exposición solar directa. Lo mismo ocurriría con las patatas, que se dan mejor en lugares de difícil acceso y gran altitud. ¿Decidirás explorar cada rincón de tu isla para ir en busca de las condiciones óptimas para cada cultivo? ¿O acaso te servirás de la ingeniería para modificar la naturaleza a tu gusto en la medida de lo posible?
  
• La jerarquía de las necesidades ratoniles, de Abratón Maslow, se ve reflejada en tu pueblo, que busca la forma de llevar una vida que se adecue a sus necesidades y aspiraciones en un nuevo paradero. Asegura una fuente constante de agua y alimento, pon a tus ratones bajo techo para que tengan un lugar en el que descansar e implementa servicios que se encarguen de mantener la ciudad en buen estado. Una vez que hayas acabado con lo básico, te enfrentarás a tu primera toma de decisiones: ¿erigirás estatuas de los temibles señores felinos para motivar a tus ratones a trabajar con ahínco? ¿O te decantarás por el camino de la resistencia priorizando la felicidad de tus ciudadanos mediante la construcción de magníficos parques? Deberás encontrar el equilibrio entre las necesidades de tus queridos roedores y las exigencias de los gatos, que contemplan tus vicisitudes afilándose las uñas.

El ratón no se caracteriza únicamente por ser muy trabajador, sino que además destaca por su inteligencia. Sírvete de la automatización para que prime la eficiencia: implementa cintas transportadoras para mover objetos por grandes distancias, un sistema más rápido que el de tus ratones tratando de llevarlos en sus pequeñas manitas. Avanza a nivel tecnológico, y deja atrás la era de humildes ratones obreros por una ratónpolis fundamentada en la energía a vapor.

• Recolecta, fabrica y comercializa hasta 40 tipos de artículos diferentes con el fin de dotar a tu colonia de bienestar y retribuir lo debido a tus señores. Extrae materia prima, como metal, madera y trigo. Fabrica objetos, tales como velas y tejidos, y cocina tu propia comida. Busca la forma de conseguir preciados bienes de lujo, ya sean especias, té o ciertas piezas de mobiliario. A medida que tu colonia vaya creciendo, deberás ampliar tus horizontes para que la economía se vaya adaptando a sus necesidades.
  
• Cumple con las imposiciones de tu contraparte felina para ganarte su favor y poder acceder a bienes de lujo de difícil acceso para tu asentamiento en ciernes. O quizás prefieras optar por reforzar las relaciones con otras facciones de roedores y piratas.
  
• Planifica y elabora una laberíntica red de cintas transportadoras, rampas, ascensores y toboganes, con la que facilitar el transporte de artículos de principio a fin, pasando por el lugar donde se recolectan, procesan y almacenan hasta el lugar en el que se van a utilizar. También dispones de otras creaciones parecidas que te permiten transportar a tus ratones y otros materiales. ¡El tiempo es limitado, así que la eficiencia lo es todo para rendir al máximo en la jornada de trabajo!
  
• Monta un sistema de cañerías que optimice la distribución de agua y vapor, con bombas de agua, pozos, calentadores y conductos de ventilación. El funcionamiento de este tipo de maquinaria puede estar restringido a zonas específicas, por lo que se requiere de una planificación cuidadosa para poder proporcionar lo necesario a toda la colonia.
  
• Experimenta con los laboratorios de investigación para desarrollar tecnologías: consigue construcciones nuevas, más recursos y políticas de cambio. ¡Todo un abanico de posibilidades augura un futuro brillante a tus ratonescos amigos!

Todo tiene un límite, incluso para unos ratoncitos aparentemente inofensivos. Los gatos cada vez aprietan más sus afiladas garras y el sufrimiento de los más pequeños no les genera más que desdén. Llueva o truene, no queda otra que enviar cualquier cargamento que decidan requerir, o, de lo contrario, enseñarán sus colmillos: no hay duda de que enviarán a sus fuerzas para demostrar quién está al mando. ¿Acaso deberás servir para siempre a tan amenazante autoridad? ¿O mandaréis una advertencia de desafío con un castañeteo de dientes al unísono?