Lo que termina perjudicando la obra es su obtuso compromiso a mantenerse estática e inmutable hasta el final, sin decidirse a subvertir su interacción u ofrecer un giro en lo que construye.

Greetings es sumamente corto, pero eficiente en tiempo. Es imposible no recomendar algo tan cohesivo, tan bien logrado, tan puntual y tan al grano.

El CCG de Bethesda no ofrece nada poderosamente innovador al género que Blizzard popularizó en formato digital, pero, al final, resulta tan bueno como refrescante.

Un sandbox de construcción que cumple con la promesa de ser un survival horror eficiente y con la cantidad de contenido adecuado.

Probablemente no sea un juego para ti, pero sí para aquella persona que conoces que no juega para nada videojuegos. Su estética habla por sí sola.

The Red Strings Club es una experiencia narrativa que nos absorbe de lleno en un debate moral sobre la ética, los juicios de valor y el condicionamiento de las emociones ajenas.

Un desafío arduo. A pesar de considerarse a sí mismo como un producto basura, este laborioso y autocrítico simulador de escalar la montaña se mantiene conciso a lo largo del acerbo reto que impone.

Aunque los antagonistas no se encuentren a la altura y limiten la dificultad del desafío propuesto, el viaje a través de Mordor sigue resultando una experiencia sumamente gratificante.

Aprovechando el potencial de sus artistas de diseño, DICE nos recuerda que el éxito de la experiencia jugable no se encuentra limitado solo por lo que los personajes puedan o no hacer.

El sandbox de construcción y acción-aventura en 2D por excelencia. Terraria ofrece horas y horas de contenido por descubrir, y fabricar.